GUERRA A VARIOS NIVELES


Algunos de los chistes que se cuentan resultan graciosos porque recurre en cierto modo al factor sorpresa, haciendo inesperado el dialogo del actor. La introducción te cuenta la situación en la que se encuentran Estados Unidos y Rusia, dejándote claro que se trata de un estado de emergencia a nivel internacional; y que solo hay tres personas en el mundo que pueden hacer algo al respecto para solucionarlo. Al conocer a Hunter (Denzel Washington) descubres que es esa clase de hombre que le es imposible desconectar de su trabajo, en cuanto oye relacionado se olvida de donde esta y se centra en lo que está escuchando. También te dice más tarde que es valiente, director, honrado, sabe lo que hace y no le importa decir lo que piensa a quien sea, con tal de hacer bien su trabajo. El guion toca muchos temas y debates reales, militares y bélicos. El tema principal entorno al cual gira toda la trama de la película es: la guerra. Va en crechendo, va en aumento en intensidad y cada vez se vuelve más interesante. Te enseña un duelo titánico que hay entre Ramsey (Gene Hackman) sobre la manera de reacción frente a diversos acontecimientos y las decisiones tomadas, que se puede ver evidentemente la diferencia de opiniones. La rivalidad entre ambos personajes se vuelve completamente visible por el simple hecho del juego de miradas (y gracias a la maravillosa interpretación de Denzel Washington). Llega a ser tan alta que provoca un motín. Esta vez el clímax, que suele ser el momento más álgido de todo el guion (con más tensión u otras sensaciones positivas o negativas) y suele encontrarse justo al final, está justo en el centro del film: cuando Hunter se revela y toma el control del submarino; al mismo tiempo es un pequeño giro argumental casi imperceptible. La situación se vuelve cada vez más trepidante, interesante y llena de giros argumentales. Tiene un final tremendamente amistoso, feliz y reconciliador.

Denzel Washington es el Dios de la interpretación, es capaz de interpretar mucho mejor que la gran mayoría de los actores, con tan solo mover un dedo, sabe decir mucho sin pronunciar una sola palabra, sin mover un solo músculo y transmitir mucho con una simple mirada (tanto, que su mirada atraviesa la pantalla, te cala en lo más hondo y te hace sentir lo mismo que él hasta la última célula de tu cuerpo). Este talento interpretativo digno de los Dioses tan espectacular que posee se debe a sus años de experiencia, practica y esfuerzo. No hay nadie que pueda llegar al mismo nivel que él, porque ha dejado el listón demasiado alto, casi inalcanzable. Solo existen unos pocos elegidos con la posibilidad asegurada y el don de la interpretación al igual que Denzel Washington, que algún día podrán llegar al mismo nivel que él y moverse entre los Dioses de la interpretación (que por el momento solo hay uno), y esos elegidos son: Jared Leto, Eddie Redmayne y Benedict Cumberbatch. Haga lo que haga Denzel Washington (Comedia, Acción, Thriller, Suspense, Historias Reales, etc…) incluso cambiado de oficio y siendo director del film lo hace perfecto.

Tony Scott te demuestra que en el noventa por ciento de los casos hay que respetar la cadena de mando (la jerarquía), y el diez por ciento sobrante es para esas circunstancias de vida o muerte, en la que alguien saber mejor que hacer, más que el mandamás; y hacer lo que sea más conveniente y seguro para el planeta entero. Algunos altos rangos del ejército (en este caso la marina) no saben ni les gusta escuchar a los demás y escogen el peor momento para hacer las cosas; haciendo que parezca que no sabe lo que hace o que está loco. Siempre habrá alguien que no esté de acuerdo con tus decisiones. Presionar demasiado a la gente solo consigue que haya más tensión  y te cojan manía, por lo tanto no es una buena táctica. Algunas de las decisiones que se toman son tan difíciles, que llegan a ser trágicas, y causan un sacrificio gigantesco a nivel emocional. Hay que escuchar a las personas que saben lo que hacen y dicen, porque son expertos en la materia y acostumbran a tener siempre razón. Tony Scott utiliza la banda sonora para mostrar y magnificar, la potencia y el despliegue militar de un país como Estados Unidos.


                                                           Nacho Miret Vives


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