UN CODIGO, UNA CLAVE



Al principio parece una película normal y corriente donde vemos a una pareja y al mejor amigo de él emprender un viaje hacia una nueva vida, una oportunidad que le ha salido a uno de ellos y los otros dos deciden acompañarle. Te presenta a los personajes de una manera poco habitual ya empieza en pleno viaje y te va contando mediante flashbacks y sucesos, quienes son, como han llegado hasta ahí y sus deseos más profundos; pero lo que no se esperan es lo que se van a encontrar por el camino.

William Eubank con ayuda del guion consigue jugar con el espectador de tal manera que cuando acaba la película te deja en shock, porque tiene un final totalmente inesperado, tanto que consigue dejarte con la boca abierta; la historia va hacia una dirección y te deja pistas del final, pero están tan bien ocultas que no las ves a menos que te las cuenten o seas muy observador cosa que te hará sospechar. Pero el final te lleva hacia la dirección totalmente opuesta a la que ibas hasta hora lo que la convierte en una película imprescindible de ver por el simple hecho de que William Eubank juega con el misterio para atraer al espectador.

Parecen dos films totalmente distintos (se divide en dos partes), pero incluso esto está pensado para provocar más misterio y que empatices más con los protagonistas. Cada plano, cada dialogo, personaje, localización, problema, forma parte de este gigantesco rompecabezas tan rebuscado y tan misterioso que cuando llegues al final del film vas a pensar “Madre mía”. La única pieza del puzle que se ve claramente a medida que va transcurriendo la película es Nic (Brenton Thwaites); las pistas que te van dejando de porque él es la pieza vital te dicen porque él ha sido el elegido. Cuando uno de los personajes dice un dialogo dirigido a Nic en una situación crucial te acaba de confirmar tus sospechas, aunque te deja alguna dudas.

La clave de toda esta película radica en el propio final; es una de esas película que te hace pensar incluso después de terminar la película. Al parecer William Eubank es fan de las novelas detectivescas y de las películas de ciencia ficción. Consigue una simbiosis perfecta entre ambos géneros, lo cual llevaría a decir que William Eubank ha conseguido una hibridación de géneros perfecta.

La interpretación de Brenton Thwaites juega un papel fundamental en la historia ya que es el encargado de hacer que te creas y sientas la historia provocando que la vivas en su propia piel llegando a hacer que te compadezcas de él en algunos momentos por su discapacidad física causada por un misterioso accidente que nunca se revela.



                                                                                                       Nacho Miret Vives




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