NO ES LO QUE PARECE
Es un film moralista porque pocos segundos después
de empezar ya te está intentado inculcar la idea de lo que está bien y mal, que
no puedes ser un pringado porque te tomaran siempre el pelo ni un gamberro
porque puedes acabar en prisión; las malas compañías influyen mucho pero
también ayudan a evolucionar y aprender. La personalidad perfecta sería una
suma acorde con la persona de pringado y gamberro, encontrando el porcentaje
correcto, por ejemplo 30% pringado 70% gamberro y que ambas se fusionen y se
completen entre ambas.
El personaje de Adam Sandler (Max Kessler) sigue la línea
habitual de sus personajes alocados y aniñados ya que es el punto fuerte de sus
películas, su humor, y los directores le permiten modificar el guion aportando
su humor, porque es el Rey de la Comedia y sabe cómo, cuándo y que bromas y
chistes usar; quieras o no te van a hacer reír.
Otra de las cosas habituales en las películas de
Adam Sandler es ver entero o parte de su sequito, en esta ocasión podemos ver a
dos de ellos: David Spade y Nick Swardson, que Swardson es que más vemos ya que
aparece en casi todas sus películas exceptuando un par o tres.
Steven Brill usa un recurso totalmente innecesario, la
voz en off, para que entiendas más a Charlie (David Spade), no hace ninguna
falta porque ya lo estás viendo en cada momento y lo que no ves lo intuyes,
para algo tenemos cerebro. No hace falta que nos lo de todo masticado; por lo
tanto: Que necesidad hay de que te cuenten lo que estás viendo? Ninguna.
Hacia el final de la película el guion da un giro totalmente
inesperado aunque intuitivo (intuyes que esconde algo fuerte pero no sabes el
que) haciendo que no tenga nada que ver con el tráiler y convirtiéndola en dos
películas totalmente distintas con una fusión casi perfecta que al final ata
todos los cabos sueltos y te lo explica todo, lo que hace que el guion sea
parecido al tipo de películas que te lo explican todo al final para que lo
entiendas; como en la trilogía Ocean’s.
Nacho Miret Vives
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