domingo, 10 de junio de 2018

DEL REVES


The Captive es un film con un guion enigmático, desordenado, distinto los demás, interesante y totalmente misterioso. La introducción te presenta a Mika (Kevin Durand) el antagonista de la historia que te están a punto de contarte, de forma misteriosa pero de manera tan detallada, íntima y personal, que te hace ver su mentalidad (con pequeños gestos que hace), personalidad, actitud y comportamiento habitual. Lo conoces en una situación demasiado intrigante y que crea muchísimas preguntas que no se resuelven según va avanzando. Poco a poco vas conociendo a todos y cada uno de los personajes implicados en el relato que te están a punto de contar, de forma detallada. La manera en la que abren la historia, te la explican de manera muy poco habitual en esta clase de films; del revés, es decir, empezando por una parte del final (con el relato ya empezado (a lo Memento (2000, Christopher Nolan))). El guion te cuenta varios relatos simultánea y paralelamente hasta que se unen en una de sola; además todas ellas están unidas por el mismo detalle. Es un Thriller en toda regla. Te explica de forma silenciosa, el trágico suceso en el que se basa toda la película. Según va transcurriendo la historia que te están explicando, va cogiendo más forma y desvelando los secretos que guarda. El tema principal: son los pedófilos, asesinos de niños, y más cosas de este estilo. Cada vez tienes más ganas de que la historia que te están contando acabe y se sepa toda la verdad, que la situación se vuelve completamente agobiante y estresante. Las circunstancias se van volviendo más emocionantes e interesantes. El hecho de que el antagonista este tan cerca de quien le buscan, causa que te pongas bastante de los nervios y empiezas hablar ilógicamente con los personajes de este relato. El guion no sigue un orden temporal, y ni siquiera lo ves, es decir, el orden cronológico no es lineal, está mezclado, lleno de saltos temporales continuos absolutamente invisibles, hasta que oyes ciertos diálogos; lo cual todo junto provoca cierta desorientación. Tiene un final feliz, un poco conmovedor, reconciliador y tremendamente familiar.

La interpretación de Ryan Reynolds es enteramente pasional, intensa e impecable. Logra que el relato que te están explicando sea muchísimo más creíble y emocional, haciendo que te sumerjas de lleno en el film. Llegas a comprender lo que siente su personaje; en una pequeñísima parte, falta de intensidad y potencia, consigue que sientas un poco lo mismo que su personaje de forma interna y externa, a la vez, en su piel. Es decir, que se podría decir claramente que la elección de incluir a Ryan Reynolds en el reparto le dio fuerza al guion y lo convirtió en un pilar fundamental para la historia que se pretendía contar y que el espectador la sintiera des del punto de vista de los padres poniéndose en su sitio y haciendo el mismo papel.

El film transmite el mensaje de que no hay que mezclar la vida personal y privada con la profesional, puede causar serios problemas muy graves. Demasiadas veces una mala experiencia, puede causar traumas y unas especies de alucinaciones relacionadas con el tema en concreto. Nunca te fíes de un extraño, hasta que no lo conozca mejor. Algunas personas fingen ser otras, lo cual se les da sospechosamente demasiado bien. Ciertos individuos mienten más que hablan. Nunca te puedes llegar a imaginar quien puede llegar a ser un delincuente potencial. Varios individuos son tan asquerosos y repugnantes moralmente, que no son ni siquiera considerados personas; un ser humano no haces esas cosas tan horribles y detestables. Si presionas demasiado a alguien, puedes pagarlo muy caro y salir muy mal parado.

Atom Egoyan utiliza los objetos que hay en el entorno, para hacer el plano y contraplano al mismo tiempo, de manera bastante ingeniosa; además también le sirve para aportarle cierto atractivo visual a la película. Recurre con demasiado frecuencia pero estratégicamente y bien planeado, de manera justificada y sutil, al fuera de campo. Con ciertos planos, te hace pensar cosas que no sabes si son ciertas o falsas.




                                                             Nacho Miret

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