jueves, 29 de noviembre de 2018

JFK


Jackie es un film con un guión extremadamente político, interesante, biográfico, atrapante y sincero, que te obliga a empatizar con la protagonista. La introducción te presenta de forma intrigante, verdadera y detallada a Jackie Kennedy (Natalie Portman). Poco a poco vas entendiendo la situación, y que se trata de una historia basada en hechos reales; sin decir que lo es, por el mero hecho de los nombres de los personajes. En poco tiempo consigues ver su carácter, mentalidad, comportamiento habitual, personalidad y estilo de vida. Mediante el flashback, te cuenta partes del relato que se mencionan en los diálogos. Incluso hace flashbacks dentro de otros. Los flashbacks van cada vez más atrás en el pasado, hasta llegar a la popular muerte de John F. Kennedy. El guión va haciendo varios saltos temporales entre presente (la entrevista privada que se ve al inicio) y el pasado (lo que está narrando el personaje protagonista); para que comprendas mucho mejor la historia que rodea a Jackie Kennedy. Constantemente el guión acostumbra a explicarte algo y después eso mismo mostrártelo con imágenes. Es demasiado evidente que este guión se ha escrito claramente, para enseñar la perspectiva verdaderamente importante de: Jackie Kennedy (además insiste mucho, en que merece la pena). Continuamente te explica que Jackie Kennedy tuvo una vida muy trágica. Tiene un lado eclesiástico demasiado típico, y otra parte bastante filosófica existencial. La estructura del guión es la misma que la de Snowden (Oliver Stone, 2016), pero con distinto ritmo; en esta ocasión uno más tranquilo. Aunque el guión habla de la vida de la mujer de JFK, principalmente se centra en el día de la muerte de John F. Kennedy, lo que hizo como presidente durante el cargo y si tubo importancia. Es un drama en toda regla. Posee un final romántico de manera diferente a la habitual, reconciliador, esperanzador, algo filosófico y de despedida.

La interpretación de Natalie Portman es magnífica, impecable, pasional, camaleónica, auténtica y que ayuda a que todo el engranaje que hace que su personaje se mueva, funcione perfectamente. Las interpretaciones de este tipo, son muy favorables para los guiones, porque ayudan a que el espectador se sumerja de lleno en el relato que te están contando, empatice con todos y cada uno de los que aparecen en la historia que explican, incluyendo el suyo y todo fluya mucho mejor. Es decir, que este nivel interpretativo que tiene Natalie Portman, es muy necesario en determinadas películas en concreto, porque son las que hacen que el guión funciona mejor, tenga más fuerza y eficacia en el espectador.

Hay un detalle que si no tienes el conocimiento necesario no lo verás y lo pasarás completamente por alto: El guión te habla sutilmente y casi imperceptible, de un hecho real que salió a la luz hace pocos meses; dicho suceso es que Lee Harry Oswald (el asesino de John F. Kennedy) fue hipnotizado por la CIA, para matar a JFK, porque dijo que contaría toda la verdad sobre el gobierno, contando todos los secretos que esconden y tiraría de la manta. Dicha información se descubrió porque todos los implicados en el caso Kennedy que lo contaron (no todo llegaron a explicarlo), al día siguiente aparecieron muertos con un tiro en la cabeza, exactamente de la misma forma (postura, arma, lugar del disparo, etc…); incluidos Lee Harry Oswald y su asesino. La manera clásica del gobierno de no dejar cabos sueltos.

La película te transmite el mensaje de que siempre hay diferentes versiones de un acontecimiento, tantas como puntos de vista hay. Hay gente que se preocupa más de dar una buena imagen, que de lo que siente la persona. Siempre hay que honrar la memoria de las personas que ya no están entre nosotros. Algunos sucesos hacen que las personas cambien de opinión muchas veces. Existen muchas maneras distintas de afrontar un duelo, y hay que respetar cada una de la que hay; porque es la forma que tiene la persona de pasar página. La vida tiene un sentido, solo hay que encontrarlo; para cada persona puede ser diferente.

Pablo Larraín utiliza el primer plano, para resaltar una emoción y darle más importancia. También usa videos reales relacionados con JFK, para darle más autenticidad al guión.





                                                                      Nacho Miret





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