BATALLAS INTERNAS
El guion posee algunas sorpresas que son tan
impactantes que te van a dejar flipando y sin poder para de dejar de repetir
una sola palabra: Joder; todo debido a que lo que ocurre te pilla con la
guardia totalmente bajada, porque no te esperas: ni tanta potencia, ni eficacia,
ni intensidad en un personaje. La introducción te presenta a Paddy (Nick Nolte)
y Tommy (Tom Hardy) de manera que conozcas: su comportamiento, actitud,
mentalidad y estilo de vida. Te cuenta la relación que hay entre ellos, para
que comprendas las conversaciones que tendrán y como serán, la opinión que
tienen ambos respecto el uno del otro y si hay algún familiar más. El guion te
cuenta de forma simultánea y paralela la vida de dos de los protagonistas. El
tema principal son las artes marciales mixtas y el mundo de la lucha. Tiene
cierto misterio que aporta más atractivo y lo hace más atrayente para el
público. El misterio se va resolviendo poco a poco y se va desvelando que Tommy
resulta ser un buen samaritano y un héroe de guerra, que hizo algo en la guerra
(porque si vio superado por la situación) y que más tarde tendrá que asumir lo
que hizo, junto con el castigo correspondiente. Tommy se va convirtiendo a
medida que transcurre el combate en un auténtico y una especie de Titán
incansable. El combate entre Tommy y Brendan (Joel Edgerton) era completamente
previsible; se veía venir des del primer momento en que los dos hermanos
deciden poner las cartas sobre la mesa y hablar las cosas. Tiene un final tremendamente
familiar, feliz y emotivo; tanto que es absolutamente inevitable emocionarse y
llorar: dos hermanos divididos por su alcohólico padre, que se vuelven a unir
mediante una lucha extrema dentro de la jaula, a puñetazo limpio, sin límites,
que le ayuda a sacar todo la rabia acumulada y que lleva en su interior unos de los dos
protagonistas.
Hay algunos detalles que llaman la atención,
resultan curiosos y dos de ellos son parte de los puntos fuertes del guion y
del film: aparecen muchos cameos de auténticas estrellas del mundo de la lucha
(la UFC): luchadores reales y comentaristas
de varios combates, como por ejemplo: Joe Rogan. Lo cual da cierto
realismo al contar con gente que se dedica profesionalmente a la lucha y sabe cómo
funciona este mundo, porque le da la información necesaria y así poder ser
fiel. También se encuentra el cameo del propio director: Gavin O’Connor, que da
vida a J.J Riley, el organizador de “Sparta”
el torneo en el que participan entre otros muchos: Tommy y Brendan. El
personaje de Nick Nolte (Paddy) parece estar inspirado en él mismo: porque es
un personaje que lucha contra el alcoholismo y los daños que ha causado en las
demás personas que lo rodean. Es exactamente lo mismo que le ocurre a Nick
Nolte: que es un alcohólico famoso por su vicio y por meterse en demasiados problemas
que acabaron saliendo a la luz, convirtiéndose en escándalos públicos. Para los
fans de Ronda Rousey (como yo), reconocerán la famosa llave de brazo que le
hace Brendan a un luchador.
Gavin O’Connor te demuestra que a veces es demasiado
tarde para corregir los errores del pasado. Todos los actos tienen
consecuencias. Algunos errores cometidos son imperdonables e inolvidables. Todas
las malas decisiones acaban pasando factura. Las apariencias engañan: a veces
las cosas no son lo que parecen. Nunca hay que rendirse. Las casualidades no
existen: todo ocurre por alguna misteriosa, curiosa, extraña y desconocida
razón en particular. Hay saber perdonar siempre y cuando la persona se lo
merezca (también se le llama dar segundas oportunidades). Gavin O’Connor
utiliza la multipantalla dos vidas y estilos de lucha muy diferentes al mismo
tiempo. Materializa la batalla interna entre los dos hermanos en un combate de
la UFC en un torneo.
Nacho Miret Vives
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