VOLVER A CASA


Con este guion ocurre lo mismo que con Star Wars Rogue One: es una historia paralela, relacionada con el mismo tema; pero en esta ocasión mucho más integrada. El guion te cuenta que los Transformers llevan muchas décadas en la Tierra entre nosotros, y que han contribuido a la historia de la humanidad más de lo que nosotros nos pensamos. Mediante los flashbacks te cuenta la historia que rodea a los Transformers. El guion le da un giro a la historia, que estropea gran parte de lo bueno que le quedaba: convirtiendo a Optimus Prime en malo. Al cabo de un tiempo el problema causado que destroza de las pocas cosas buenas del film, lo soluciona haciendo las paces con el espectador y resultando reconciliador; descubres que se trataba de una especie de hipnosis. La introducción te muestra uno de los Transformers vivió en la época de Merlín (Stanley Tucci) y el Rey Arturo; con la voz en off de Anthony Hopkins, te cuenta la historia de los Transformers muy brevemente, y al mismo tiempo te dice que Merlín era un borracho embaucador. Tiene algunos gags que son un poco graciosos porque recurre al doble sentido: parece que sea una cosa la que está sucediendo pero en realidad es otra muy distinta. Tiene un final feliz que en cierto modo era previsible teniendo en cuenta el historial de la saga.

Hay un par de detalles que uno de ellos es bastante curioso que hace evidente uno totalmente obvio: Todos los autobots y decepticons cuando se transforman en vehículos lo hacen convirtiéndose en coches de lujo (verdaderos bugas), motos potentes y/o rápidas y aviones de gran calibre y potencia; no es casualidad. Es un recurso utilizado para atraer al espectador, ganar más dinero invirtiendo cierta cantidad y hacer marketing; es un truco publicitario. Lo cual demuestra que Hollywood se mueve por el dinero; gracias a ello ha generado unos ingresos astronómicos, dando lugar a la posibilidad de la creación de superproducciones que han generado mayores beneficios y así consecutivamente (es un pez que se muerde la cola). El otro detalle es el siguiente: se puede apreciar claramente la extraña obsesión de Michael Bay de meter explosiones por todos lados a diestro y siniestro, haciéndolo volar todo por los aires; aunque no tenga sentido o no haya nada explosivo.

Michael Bay te demuestra la fe ciega puesta en la persona equivocada puede causar terribles daños. Nunca hay que perder ni la fe ni la esperanza. Algunas personas son demasiado cotillas y entrometidas. Hay agentes de la ley de gatillo fácil. No estamos solos en el Universo, sería un pensamiento completamente egocéntrico pensar que realmente estamos solo en un inmenso e interminable lugar; es imposible estar solos con la innumerable cantidad de galaxias que hay en él un Universo tan gigantesco, eso demuestra lo ególatra que es el ser humano. Si no tienes familia puedes buscarte otra que te aporte lo que necesitas de verdad. No todo se reduce a la ciencia. La magia existe, es real, pero no es la de los magos, la auténtica magia se encuentra en el mundo espiritual.  Michael Bay ha conseguido en una pequeña parte la tan deseada redención de la saga que estaba buscando con esta entrega; aunque lo ha hecho de una manera muy peculiar. También te enseña caras conocidas de la saga, para que así en cierta manera sigue la historia y rellena los huecos dejados en las anteriores entregas; aunque recuerda mucho a Transformers: Age of Extinction, la anterior entrega, también con Mark Wahlberg. 



                                                                  Nacho Miret Vives


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