CUARENTONES INFANTILES
El guion recurre al humor infantil: básicamente consiste
en que alguien de cierta edad, se comporte como un niño pequeño o un
adolescente (alguien impropio de su edad). La gracia reside en que la persona
es adulta por edad y tamaño. También utiliza el humor picante: únicamente se
trata de hacer bromas y chistes sexuales. Incluso abarca el humor chorra o
absurdo (es lo mismo): es hacer reír con chorradas y/o cosas absurdas. Las
situaciones llegan a ser tan surrealistas y ridículas que resulta completamente
imposible no reírse de algún modo u otro e inevitablemente te guste lo que
acabas de ver. El nivel de la comedia de los gags mejora por momentos
aumentando su potencia cada vez más, a medida que transcurre el film hacen más
gracia. Los chistes son tan gracioso (la gran mayoría, el noventa y nueve coma
nueve por ciento) que te ríes bastante; debido a la vulgaridad de algunas
circunstancias. El humor que caracteriza este guion es el de la ridiculez:
consiste en hacer el ridículo o en ridiculizar algo pero de forma cómica, y que
no puedas evitar reírte; pero sin pasarse, si lo haces, provocas el efecto
contrario, y en vez de reírse se enfadan contigo. La introducción te presenta a
Brenan (Will Ferrell) y Dale (John C. Reilly), dos hombres de cuarenta años que
aún viven con sus padres y tienen un comportamiento demasiado infantil para la
edad que tienen. También conoces a sus padres y el motivo por el cuál serán hermanos
sus hijos. Te los muestra de manera divertida y cómica de forma sutil, al
verlos al inicio te ríes aunque sea solo un poco. El guion te enseña los típicos
estereotipos familiares: el padre controlador, el hermano abusón, la madre que
le consiente todo a su hijo, el padre cascarrabias, etc… Tiene un final igual
que el comienzo, divertido y gracioso, aunque el guion va en progreso: empieza
bien y acaba mucho mejor, a nivel cómico.
Hay un detalle que parece un fallo: en un flashback,
aparece Brenan con diez y siete años, pero físicamente tiene el mismo cuerpo
que ahora, que tiene treinta y nueve; que pasa no había el presupuesto
suficiente y necesario para contratar a un actor adolescente que se pareciera a
Will Ferrell?. Otro detalle que te saca de la película un poco, causado por la
versión española del doblaje: cuando oyes hablar a Will Ferrell y John C.
Reilly, sales de la historia porque sus voces son la de Santiago Segura y
Florentino Fernández; dos voces demasiado reconocibles en España, y eso resulta
un problema. Lo mismo ocurrió con The
Wedding Ringer, Dani Martínez le ponía la voz a Josh Gad y Florentino Fernández
a Kevin Hart, en vez de las voces habituales que les acostumbran a poner. Eso
es algo triste que destroza la estructura del film; no se puede poner a alguien
tan famoso y reconocible, porque sabrás quien es mediante su voz y no pararas
de pensar que es él en toda la que dura la película. El film tiene un cameo
sorpresa, que cuando descubres quien es, resulta impactante, porque no te
esperas en ningun momento, ver a uno de los Reyes de la Comedia y miembro de
Los Tres Reyes Magos en este momento.
Adam McKay te demuestra que nadie es perfecto. Las
casualidades no existen: todo ocurre por una misteriosa, curiosa, extraña y
desconocida razón en particular. Puedes tener más cosas en común de las que
crees con la persona que menos te esperas. Algunos individuos son unos completos
capullos. Se tiene que madurar, no se puede ser un niño toda la vida, hay
responsabilidades que coger. Hay que perseguir tus sueños cueste lo que cueste
y nunca olvidarlos. La familia es una de las cosas más importantes en el mundo.
Adam McKay usa el plano subjetivo para que entiendas por lo que está pasando
cierto personaje en cuestión.
Nacho Miret Vives
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