SECRETOS


Mission Imposible: Rogue Nation es un film con un guión atrapante, interesante, predecible, demasiado típico, nada novedoso y trepidante. La introducción te muestra una nueva amenaza a la que se enfrenta el equipo de Ethan Hunt (Tom Cruise), viendo claramente, el comportamiento habitual, carácter, personalidad, mentalidad y estilo de vida de cada uno de los miembros del equipo. También te explica que dicho equipo va variando en cada secuela: porque, por ejemplo, en esta entrega Jane (Paula Patton) no aparece por ningún lugar. Como manda la tradición, el guión usa flashfordwards en los créditos iniciales. De forma evidente e indiscutible, el guión te presenta al antagonista, diciéndote de lo que es capaz y los recursos que tiene. Como era de esperar, la tecnología de los artilugios, mejora más a cada entrega que sacan. En pocos minutos, las circunstancias se ponen trepidantes y emocionantes. La intriga como es habitual en las películas de Mission Imposible va aumentando exponencialmente. En esta clase de guiones, el suspense y el misterio, juegan un papel fundamentalmente importante. El guión te hace pensar, que el antagonista principal dirige una especie de agencia secreta del nivel de la FMI, pero sin la tecnología característica. Para pasar a la parte realmente importante, hace un salto temporal de seis meses hacia delante. Como ya se sabe de antemano, las cosas se van complicando cada vez más, según va avanzando el relato; surgiendo los esperados imprevistos. La situación se va enturbiando cada vez más. Ciertos detalles del guión son demasiado previsibles. No pueden faltar, lo clásicos y habituales momentos cinematográficos que definen Mission Imposible. De repente y sin previo aviso, el guión te cuenta una información increíble y sorprendente respecto a uno de los protagonistas del equipo de Ethan Hunt, pero que intuyes obviamente, que esconde una jugada brillante y secreta. Te hace intuir que un pez gordo de la CIA, está metido en el ajo, por su conducta demasiado sospechosa. Tiene un final feliz, reconciliador, predecible, divertido, revelador y sincero.

La interpretación de Simon Pegg es impecable, magnífica, auténtica y que ayuda a que todo el engranaje que hace que su personaje se mueva, funcione perfectamente. Las interpretaciones de este tipo, son muy favorables para los guiones, porque ayudan a que el espectador se sumerja de lleno en el relato que te están contando, empatice con todos y cada uno de los que aparecen en la historia que explican, incluyendo el suyo y todo fluya mucho mejor. Es decir, que este nivel interpretativo que tiene Simon Pegg, es muy necesario en determinadas películas en concreto, porque son las que hacen que el guión funciona mejor, tenga más fuerza y eficacia en el espectador.

Hay un detalle, que si no te fijas bien, prestando la suficiente atención, lo puedes pasar completamente por alto, y cada secuela de Mission Imposible que hacen, le da más consistencia a este detalle: Ethan Hunt, parece estar perdiendo facultades, porque por lo que se ve, no calcula bien las distancias; cuando salta, o se pasa o se queda corto (de manera muy subliminal y sutil parece un chiste burlesco hacia Tom Cruise y el popular tema de que se está haciendo más viejo por momentos).
El film te transmite el mensaje de que las casualidades no existen: todo ocurre por un misterioso, curioso, extraño y desconocido motivo en concreto. La mejor venganza y la más dulce, es: en la que le das a probar de su propia medicina. Algunos individuos se les da tan bien esconderse, que parecen fantasmas. Todo el mundo tiene secretos. A veces para vencer a un rival fuerte, hay que destruirlo des de dentro, metiéndose dentro de su cabeza y pensando como él/ella. Por desgracia en este mundo hay gente más falsa que un billete de veintidós euros. Nunca te fíes de alguien que no tiene las intenciones claras.

Christopher McGuire utiliza el plano detalle para enseñarte algo importante sobre un personaje.







                                                                  Nacho Miret






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