MAGIA
The House with a clock in the walls es un film con un guión atrapante, misterioso,
mágico, divertido, curioso, peculiar y entretenido. La introducción te presenta
de forma misteriosa, cautivadora y atrapante a Jonathan (Jack Black); y
mediante su voz en off, te cuenta una terrible situación familiar, y hace que
conozcas a Lewis Barnavelt (Owen Vaccaro) su sobrino. Al mismo tiempo, logras
ver el comportamiento habitual, carácter, mentalidad, personalidad y estilo de
vida de cada uno. Se puede apreciar claramente el humor tan característico de
Jack Black. Tiene unos chistes en concreto, graciosos debido a su simpleza. Algunos
gags son divertidos y un poco graciosos porque reflejan una realidad. Posee
cierto tono burlesco, rozando la parodia. El guión des del principio te deja
bien claro, que la historia que te están a punto de contarte está ambientada en
el año mil novecientos cincuenta y cinco. De repente y sin previo aviso, la
situación se vuelve tremendamente intrigante, por la reacción sospechosa de un
personaje ante un suceso normal y corriente. Los sucesos sospechosamente
mágicos, son cada vez más interesantes e intrigantes. De golpe y casi sin
previo aviso, el guión te explica algo referente a uno de los personajes, que
te hara cambiar la manera de verle. Ciertos detalles del guión son demasiado
predecibles. En varias ocasiones se pone siniestro, perturbador y lúgubre. El
guión marea un poco en cuanto al principal objetivo de Jonathan Barnavelt y
Florence Zimmerman (Cate Blanchett): en algunos momentos parecen ser los buenos
y en otros los malos. Las circunstancias se ponen cada vez más hechizantes,
misteriosas, peculiares y un poco previsibles. Cuando el guión revela un
misterio que rodea al auténtico dueño de la casa, resulta sorprendente, aunque
predecible. Es un guión del cual se podrían hacer varias entregas fácilmente,
con Jonathan, Florence y Lewis como protagonistas; luchando contra diferentes
formas de fuerzas del mal. Tiene un final feliz, familiar, reconciliador,
cómico, divertido, gracioso, prosperado, y amistoso a la vez que romántico y
previsible.
La interpretación de Jack
Black es impecable, agradecida, auténtica y que ayuda a que todo el engranaje
que hace que su personaje se mueva, funcione perfectamente. Las
interpretaciones de este tipo, son muy favorables para los guiones, porque
ayudan a que el espectador se sumerja de lleno en el relato que te están
contando, empatice con todos y cada uno de los que aparecen en la historia que
explican, incluyendo el suyo y todo fluya mucho mejor. Es decir, que este nivel
interpretativo que tiene Jack Black, es muy necesario en determinadas películas
en concreto, porque son las que hacen que el guión funciona mejor, tenga más
fuerza y eficacia en el espectador.
La película transmite el
mensaje de que las casualidades no existen: todo ocurre por una misteriosa,
curiosa, extraña y desconocida razón en particular. Ser normal es relativo. Ser
diferente no es malo, al contrario, es precioso y necesario, lo bueno está en
la diferencia. En el Universo, existen gracias a Dios, lugares, objetos y
personas tan mágicas, que te pueden dejar sin palabras y desafían la lógica. En
el mundo hay gente demasiado mujeres cotillas e exasperante. Todo el mundo
tiene secretos, algunos peores que otros. Las apariencias engañan. A veces no
te das cuenta, cuando alguien te ofrece su amistad, y es de las buenas; merece
la pena. Algunas relaciones entre dos personas son amistoas y exasperante.
Alguno individuos se mueven solamente por puro interés y otros son más falsos
que un billete de veinte dos euros. No es nada fácil ser padre.
Eli Roth utiliza el plano subjetivo para meterte más en situación,
entiendas lo que siente el personaje, y el primer plano para meter presión y
agobiar al espectador.
Nacho Miret
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