MENTIR ES MALO
Tenemos que hablar
es un film con un guión surrealista, cómico, pero de manera distinta a la
habitual, lineal, intrigante, financiero y sincero. Algunos chistes son tan
típicos, que hacen gracia, pero no la suficiente para hacerte reír. Se puede
apreciar claramente el humor de Ernesto Sevilla. Los gags mejoran un poco con
el transcurso del relato. Ciertos sketches se basan en malentendido, es decir,
hablar de dos cosas completamente diferentes a la vez, pero que parezcan la
misma. El guión recurre al humor de la repetición para intentar provocar la
risa: básicamente consiste en repetir algo una determinada serie de veces, para
hacer reír; pero si te pasas causas el efecto contrario, haciendo que sea
repetitivo y pesado. La introducción mediante breves saltos temporales, te
presenta a: Jorge (Hugo Silva), Nuria (Michelle Jenner), Patricia (Verónica
Forqué) y Miguel (Óscar Ladoire); de tal forma que ves el comportamiento
habitual, personalidad, carácter, mentalidad y estilo de vida de cada uno de
los personajes; además de darte cuenta de lo ingenuo e inocente que puede
llegar a ser Jorge. Des del segundo cero, te deja bien claro, el tipo de película
que será y cuál es su género principal y dominante. Acto seguido, justo después
de la presentación, el guión hace un último salto temporal de tres años hacia
delante, para pasar a la parte importante de la historia y mostrarte la
evolución de los personajes. Ciertos detalles, son demasiado predecibles. El
guión toca los timos y fracasos económicos más conocidos de la historia de
España, para que así al espectador le sea más fácil conectar con el relato que
están narrando. La situación se va complicando progresivamente cada vez más.
Las circunstancias según avanza la historia son más rebuscadas y complejas. Tiene
un final feliz, reconciliador, previsible, romántico, cómico y que sigue
durante los créditos, contándote lo que ha pasado, a través de una secuencia
con Ernesto Sevilla y Belén Cuesta.
La interpretación de
Roberto Álamo es camaleónica, perfecta, impecable, magnífica, agradecida,
auténtica y que ayuda a que todo el engranaje que hace que su personaje se
mueva, funcione perfectamente. Las interpretaciones de este tipo, son muy
favorables para los guiones, porque ayudan a que el espectador se sumerja de
lleno en el relato que te están contando, empatice con todos y cada uno de los
que aparecen en la historia que explican, incluyendo el suyo y todo fluya mucho
mejor. Es decir, que este nivel interpretativo que tiene Roberto Álamo, es muy
necesario en determinadas películas en concreto, porque son las que hacen que
el guión funciona mejor, tenga más fuerza y eficacia en el espectador.
El film te transmite el
mensaje de que las casualidades no existen: todo ocurre por una misteriosa,
curiosa, extraña y desconocida razón en particular. A veces las cosas no son lo
que parecen; las apariencias engañan. Algunas frases tienen un significado malo
ya predeterminado. El roce hace el cariño. Algunas cosas son imposibles de
evitar. Normalmente, es mejor decir la verdad e ir de cara, porque si no la
mentira, se te puede ir de las manos. Si no tienes toda la información y no lo
conoces bien, ni tienes experiencia en ese mundo, no inviertas, te puede salir
demasiado caro. Los timos funcionan gracias a gente crédula.
David Serrano enlaza una misma acción y diálogos, por medio del corte y
solamente cambiando el fondo, para aportar diferencia y atractivo visual a la
película, y hacer una conversación más dinámica.
Nacho Miret
Comentarios
Publicar un comentario