FAMILIA MÁGICA


Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald es un film con un guión atrapante, interesante, movido, dinamico, el más dramático y lúgubre por el momento, y casi un spin-off de Grindelwald (Johnny Depp). La introducción empieza presentándote a Grindelwald, en toda su esencia, para que puedas ver su comportamiento habitual, carácter, personalidad y mentalidad; para que consigas comprender la magnitud de la maldad y el poder de dicho personaje y de lo que es capaz. De forma muy sutil pero evidente, el guión te enseña visualmente los personajes que están en el bando de Grindelwald. Usa bastante los saltos temporales para contarte las partes importantes de la historia. Te pinta a Grindelwald como el primer, original y precursor de Lord Voldemort (Ralph Fiennes); ya que el relato transcurre antes de que nazcan Harry Potter (Daniel Radcliffe) y Tom Riddle. Cuando entra en escena el personaje de Albus Dumbledore (Jude Law), ves que es fiel al cien por cien al personaje ya existente. De repente y sin previo aviso, pero de manera muy seductora, te muestra la extraordinaria evolución del maletín de Newt Scamander (Eddie Redmayne) y que ya no es un maletín. Tiene unos chistes muy graciosos y eficaces, porque reflejan una realidad, opinión y un pensamiento; además de ser de los diálogos de Dan Fogler, con su característico humor. El guión te explica la historia de cuatro personajes, simultánea y paralelamente, hasta que poco a poco, ves cómo se van entrelazando hasta convertirse en una sola. Más adelante, te revela un secreto previsible, que cambia el rumbo del relato levemente. En está ocasión el guión hace un cameo de la escuela de magos más famosa del mundo: Hogwartts, e incluye muchas más nuevas criaturas mágicas increíbles y espectaculares. Mediante los diálogos, el guión, te habla de un personaje, cuando en realidad se está refiriendo a otro, que está más cerca de lo que crees. Hace demasiado visible los deseos de los personajes, dejando expuesta su necesidad principal. La situación se pone cada vez más interesante, al ir descubriendo más secretos, del misterio que envuelve a la historia. La verdadera identidad de Credence Barebone (Ezra Miller), se revela a través de una niña celosa que creció y trabaja en el ministerio de magia. La visión de futuro y el objetivo que tiene Grindelwald, es la misma que posee Magneto de los X-Men (el de los cómics). Claramente Grindelwald es el líder de una secta; al menos es como lo pintan de puertas hacia fuera en el guión. Es demasiado predecible, que se convertirá en una saga, para aprovecharse del éxito de Harry Potter. Tiene un final revelador, tremendamente impactante y sorprendente, abierto y que prevé una secuela.

La interpretación de Eddie Redmayne es tan brillante e impecable, que consigue hacer honor a la palabra actor; al mismo tiempo demuestra lo bueno que es en su trabajo y que es un actor tan polifacético, que puede interpretar a cualquier tipo personaje, ya sea: masculino o femenino. Eddie Redmayne es un actor magnífico, capaz de decir mucho con muy poco: sabe expresar cualquier tipo de sentimiento con un simple movimiento de cejas, mueca facial o mirada. Capaz de interpretar a dos personajes muy distintos a la vez; hacer cualquier tipo de personaje, esto es lo que le convierta en tan buen actor: su interpretación camaleónica. Es uno de los pocos actores que hace honor a su profesión, al igual que: Denzel Washington, Benedict Cumberbatch, Jared Leto, Adam Driver, Gary Oldman y Robert De Niro.

La película te transmite el mensaje de que algunas normas están para saltárselas. A veces es necesario hacer ciertas cosas a escondidas de la gente para conseguir un bien común; pero cosas comprensibles y morales. No puedes esclavizar a alguien, solamente por el mero hecho de ser diferente; es de ser mala persona y además tarde o temprano lo acabas pagando muy caro. Los individuos con mucha labia, puedes llegar a ser muy persuasivos. Nunca te fíes de alguien con un turbulento, malvado e ilegal historial. Por desgracia, hay individuos que saben aprovecharse de la gente más débil y con unas necesidades gigantescas, para un beneficio propio. Gracias a Dios, hay personas con un corazón enorme de oro, que se preocupan por los desvalidos y los cuidan.

David Yates utiliza el plano subjetivo con demasiada frecuencia, para que te sea más fácil meterte en situación y entender mejor a los personajes. Usa el fuera de campo, para decir algo que es obvio, pero sin la necesidad de verlo, porque ya sabes lo que está ocurriendo.






                                                                    Nacho Miret






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