viernes, 5 de octubre de 2018

EL SER HUMANO NO APRENDE


Jurassic World: Fallen Kingdom es un film con un guión previsible, pro-animales (defiende los derechos de los dinosaurios) emocionante, lleno de acción a su forma, repetitivo en cuanto al conjunto de películas que forman Jurassic Park (Steven Spielberg, 1993 (incluyendo estas dos últimas entregas)), cautivador y atrapante. La introducción te muestra la situación actual del parque de Jurassic World, el cual se vio en la anterior entrega; con un suceso determinado muy predecible, tanto que lo ves venir, des del primer minuto del film. Al mismo tiempo, te está diciendo sutilmente cómo será el estilo de la película. En cuanto aparece Owen Grady (Chris Pratt) en escena, el humor hace acto de presencia; por lo tanto, te deja bien claro que la parte cómica del film recae sobre él. El guión te enseña a ciertos dinosaurios de tal manera, tan impactante, que te hace imaginarte y sentir un poco el miedo de sus víctimas (es una especie de forma de marcar el objetivo diciendo cual será la presa del depredador). La situación se pone emocionante y trepidante en poco tiempo drásticamente. Posee un cameo de uno de los personajes más míticos de la saga de Jurassic Park: Ian Malcolm (Jeff Goldblum). Jurassic World es exactamente la misma historia que Jurassic Park pero más moderna, es decir, que si juntas las dos entregas de Jurassic World, tienes una versión idéntica en cuanto a la base del guión, de Jurassic Park; pero muchísimo más moderna. Incluso tiene momentos demasiado inspirados en Jurassic Park. Una parte de la trama es idéntica a la de la anterior entrega y de otra secuencia de Jurassic Park. Parece que sea un guión casi pensado para recordar los viejos tiempos de Jurassic World; lo mismo que ocurrió con Star Wars: The Force Awakens (J.J. Abrams, 2015). De repente y sin previo aviso, te explica un acontecimiento que cambiará radicalmente el rumbo de la historia que te están contando, y te revelará las verdaderas intenciones de determinados personajes muy concretos. Tiene secuencias que provocan agotadores subidones de adrenalina. Cuando conoces a uno de los dos principales antagonistas, le coges tanta manía, que tienes ganas de verle sufrir y recibir su castigo. Cada vez tienes más ganas de que los malos reciban su merecido; tanto que genera angustia. Tiene momentos tremendamente emotivos y dramáticos. Es la segunda vez que Blue salva a Owen Grady. Tiene un final brillante, feliz, revelador, reconciliador, Kharmico y que le da el verdadero significado que se merece al título del film.

Hay un par de detalles que llaman bastante la atención, el primero es pequeño e interpretativo, que si no te fijas bien, prestando la suficiente atención, con la mirada adecuada no lo verás y lo pasarás completamente por alto; el segundo es muy absurdo: 1- En una secuencia en particular, hay un preciso y breve instante, en la que Bryce Dallas-Howard sobreactúa tanto diciendo una sola palabra, que resulta hasta gracioso. Por ser algo que no te esperas de una actriz de este calibre, con todas las interpretaciones de su extensa carrera como actriz, impolutas; es algo inesperado lo que aporta la gracia a ese breve instante. 2- Cuando Maisie Lockwood (Isabella Sermon) huye del Indominus Raptor, se esconde en la cama tapándose con la sabana; con lo lista que es, no tiene ningún sentido su escondite, la ve igualmente (es como si para esconderte de un asesino te pones delante de él quieto; es algo ridículo).

La película transmite el mensaje de que el ser humano es el único animal tan estúpido que tropieza varias veces con la misma piedra y sigue sin aprender. El Kharma existe: recoges lo que siembras tarde o temprano; el Kharma castiga y el Dharma recompensa. Si eres bueno te pasan cosas buenas, si eres malo, cosas malas. Hay que llenar el cubo del Kharma para que el castigo sea proporcional al pecado. Si te metes con la persona o animal equivocado puedes acabar pagándolo demasiado caro, arrepintiéndote toda tu vida en vano. Cuando amas a alguien de verdad, a veces, en ciertas circunstancias muy específicas es mejor dejarle libre. Los animales también tienen sentimientos. Algunas lecciones de vida son tan duras que se aprenden solo por las malas. Jugar a ser Dios solo provoca muerte, desgracias y destrucción. Varios animales son más inteligentes que otros, en ciertos casos muy escasos, son de la misma especie. En el mundo por desgracia existen individuos con intenciones ocultas, a los cuales se les da realmente bien mentir. Lamentable y vergonzosamente la naturaleza del ser humano es torturar, experimentar, matar, capturar y aprovecharse del modo que más haga falta, de todo lo desconocido y lo que pueda dar un beneficio personal; aunque sea causando dolor y sufrimiento sin descanso.

J.A. Bayona el plano contrapicado, jugando con la iluminación a la vez, para intentar de manera muy eficaz, sembrar una especie de terror. También usa el recurso de lo lograr lo que estás intentando hacer pero no puedes, hasta la última milésima de segundo; para provocar más intriga y ansia. Es un recurso demasiado típico y habitual, a la vez que esperado, en esta clase de ocasiones.





                                                                                      Nacho Miret




1 comentario:

  1. Sinceramente me parece la peor entrega de la 1ª y 2ª trilogía. Ya no tienes la sensación de estar viendo "Jurassic World", parece cualquier cosa menos eso. La 3ª parte de la primera trilogía, aunque floja, tiene un aire a Jurassic Park. Espero que Ballona no esté nuevamente en la saga porque si lo está, fijo que no me gasto la plata en ir al cine.

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