EL BAR DEL INFIERNO
El Bar
es un film con un guión lleno de sorpresas, oscuro, trepidante pero de forma
diferente a la que conocemos habitualmente, inquietante, un poco angustioso, misterioso
a más no poder, conspiratorio en todos los sentido (incluso el conocido),
oculto, complejo a su manera, interesante y atrapante. La introducción te
presenta de forma sincera, encadenada, fluida y detallada a varios personajes a
la vez; haciendo que veas el comportamiento habitual, estilo de vida, carácter,
mentalidad y personalidad de cada uno. Te va contando sus vidas de manera
paralela y simultánea. Todos los guiones que caen en las manos de Álex de la
Iglesia tienen un lado tenebroso que asusta un poco pero no demasiado,
solamente lo justo para que la historia que te están contando sea morbosa y te
enganches a ella. De repente y sin previo aviso, justo después de la
presentación, te plantea un misterioso e inesperado acontecimiento, que le da
un giro de trescientos sesenta grados al relato, y te pilla absolutamente
desprevenido; porque no esperabas que algo así fuera a ocurrir (que además la
idea parece sacada de REC (Jaume
Balagueró y Paco Plaza, 2007) pero sin ser gore y más cuotidiana)). La
situación va empeorando, poniéndose cada vez más intrigante, emocionante, perturbadora
y enturbiándose según la historia que te están explicando va avanzando. Posee secuencias
donde la tensión está tan elevada que se podría cortar hasta con un cuchillo. El
guión tienes algunos chistes bastante graciosos y eficaces, porque reflejan una
realidad, manifiestan un pensamiento y opinión. Tiene momentos tan absurdos y
surrealistas que resulta inevitable reírse. El guión tiene ciertos detalles que
te hacen sospechar de algunos personajes muy concretos, por ciertos movimientos
y miradas que hacen. En muy poco tiempo, el bar pasa a convertirse en una
prisión con un posible peligro biológico, que los va matando a todos como si
fuera una especie de ruleta rusa. Algunos momentos son bastante predecibles. Tiene
un final un poco previsible, es decir, que sabes que puede acabar así, pero lo
que no se sabe es quien se salvará.
En un momento u otro,
todos los actores sobreactúan durante un breve período de tiempo; hasta que
todo vuelve a la normalidad y sus interpretaciones vuelven a ser creíbles. Pero en ese corto momento, sus maneras de
interpretar, parecen tan graciosas que te hacen reír. Los únicos que no
sobreactúan son Mario Casas y Jaime Ordoñez.
Hay un detalle que si no
te fijas bien, prestando la suficiente atención y mirando en la dirección
adecuada, no lo verás y lo pasarás completamente por alto: En la presentación
de los personajes al principio, si miras bien, se puede ver como los demás
actores que forman el reparto, entran en escena muy brevemente, mientras solo
se enfoca a uno solo. Por ejemplo: Mientras ves a Elena (Blanca Suárez) hablar
por teléfono, puedes ver a Nacho (Mario Casas) cruzar por detrás con la
bicicleta y luego Israel (Jaime Ordoñez) atravesar un paso de peatones por
detrás de Elena.
La película te transmite
el mensaje de que las casualidades no existen: todo ocurre por un misterioso,
curioso, extraño y desconocido motivo en particular. Todo el mundo tiene
secretos; algunos más oscuros que otros. El gobierno es experto en esconder
información, mentir al pueblo y mientras hacer cosas a espaldas de la gente. Las
apariencias engañan. No juzgues un libro por su portada. A veces algo malo, se
puede transformar en algo bueno y salvarte la vida. Hay experiencias que marcan
a una persona para siempre y otras que te muestran como es realmente. A veces
es necesario desahogarse para no perder la cabeza y/o los nervios. Existe gente
tan hecha caldo y consumida por sus adicciones que pierde el juicio por
completo. Aunque hay poca gente, gracias a Dios aún existen personas dispuestas
a ayudar, a quien más lo necesite en ese preciso instante.
Álex de la Iglesia utiliza el plano secuencia para aportarle cierto
atractivo al film, y hacer que la situación sea mucho más dinámica y fácil de
entender. Te lanza un mensaje subliminal sobre los personajes, bastante
evidente, en el que el guión literario y técnico se ven implicados para decir
algo sobre la trama de la película. Con el plano subjetivo, consigue meterte
aún en la piel del personaje y entiendes por lo que está pasando, al menos un
poco. También usa la Steadycam junto con los planos cerrados, para lograr el
mismo objetivo que con el plano subjetivo. Con el fundido a negro Álex de la
Iglesia separa la historia que te está contando por capítulos.
Nacho Miret
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