LO MISMO DE SIEMPRE PERO MÁS TRISTE


War for the planet of the apes es un film con un guion repetitivo y modificado; porque te cuenta lo mismo que en las anteriores entregas pero más trágico. La base del guion es exactamente idéntica a la historia contada en las entregas pasadas. El guion es un poco reincidente, porque lo que te explica en esencia es: la lucha por la supervivencia de los simios; la única diferencia  es que esta vez el guion se encuentra en un punto del tiempo, más avanzado. Le sucede lo mismo que con Logan: han cogido una idea y se han montado su propia historia, distorsionando por completo la original; en este caso, el relato original que también es el final de la historia, es: The planet of the apes (Franklin J. Schaffner, 1968). La introducción te presenta la nueva situación (amenaza) a la que se enfrentan los simios; una guerra a nivel mundial contra los humanos. Es una especie de metáfora que te habla sobre la eterna lucha del hombre contra la madre naturaleza; y te dice quien suele ser el ganador en cada ocasión. El guion te hace conocer a un nuevo personaje que simpatizara con los simios y se convertirá en uno más de ellos. Posee ciertos chistes visuales, que resultan graciosos pero de manera muy leve y breve; para lidiar un poco con la tensión y tanta tragedia que le rodea. Tiene un final dramático pero al mismo tiempo feliz porque han logrado su principal objetivo. La historia se vuelve cada vez más macabra, oscura y sádica.  

Es una película muy dramática y deprimente, constantemente te enseña el lado triste y oscuro de las cosa; si tienes un mal dia, este film te acabara de hundir a nivel emocional. Toca casi todos los temas posibles que generan tristeza, angustia o mal estar interno: traición, exilio, muertes de familiares, enfermedades causadas por un virus primitivo aunque mutado, abandono repetido del hogar, familia perdida o a la que no poder acercarse, tortura, etc… es de esas películas que solo la miras porque está inspirada en un clásico del cine: The planet of the apes; y te cuenta el desarrollo de su civilización y como nació el planeta de los simios. De no ser así, nadie las miraría (solo los fans de las tragedias). Por lo tanto el éxito de esta saga se debe a que se ha aprovechado de la fama de un clásico cinematográfico; como si fuera un parasito chupasangre.

Hay un detalle que no tiene sentido y se convierte en un fallo terrible: Luca, el gorila que se encarga de la parte militar, muere protegiendo a cesar; y no puede morir porque en el film en el que se basa, está vivo. Por lo cual han cometido un fallo en el guion abismal; y por si fuera poco este mismo error se repite otra vez justo al final del todo, con otro de los protagonistas. Como siempre, Hollywood interpreta las historias originales a su manera, modificándolas. Poco a poco vas descubriendo que han tomado la innecesaria libertad de cambiar por completo la historia inicial. Tal como la cuentan es imposible que acabe igual que en The planet of the apes (Franklin J. Schaffner, 1968), que es lo que han pretendido des del principio de la saga.

La película transmite el mensaje de que el ser humano tiende a destruir todo aquello que desconoce, no puede controlar y es superior a ellos (no soportan que nadie sea mejor que ellos). Somos una especie muy narcisista y que nunca aprende de los errores, siempre tropieza dos veces con la misma piedra. A algunas “personas” les persiguen fantasmas del pasado. Algunos individuos son tan malvados que disfrutan esclavizando, matando y aprovechándose de los más débiles e indefensos, usando todo su poder. La unión hace la fuerza. Hay que saber aceptar los defectos de cada uno para poder vivir en paz. Algunos peligros son necesarios para el cambio.

Matt Reeves utiliza los cambios de secuencia mediante fundidos al final para representar la paz y libertad que han encontrado los protagonistas y también hacer una especia de homenaje al cine clásico, que es donde se encuentra The planet of the apes (Franklin J. Schaffner, 1968). 



                                                             Nacho Miret Vives



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