UNA VIDA DE ESPIONAJE
Des del primer minuto el guion te presenta a un
misterioso personaje, que poco a poco vas descubriendo más cosas sobre él. Hasta
cierto momento no le ves la cara por completo, solo ves partes (el pelo, la
nariz y la boca, etc…), esto se hace para conservar el misterio. Algunos
detalles te pueden hacer pensar que tiene malas intenciones; luego te cuenta que
se comporta así porque es un espía. Justo en el mismo momento le ves la cara
entera, es una manera de decirle al espectador: ahora ya sabes a que se dedica
y porque hace algunas cosas. El guion tiene cierto misterio que lo rodea
constantemente, lo cual provoca que te plantees ciertas cosas y surjan algunas
dudas. Tiene unos momentos cómicos tan buenos que consigue que te rías
inevitablemente, debido a que son escenas de vacile: donde un personaje se
queda con otro; pero también tiene otros momentos que son bastante duros y trágicos.
Transcurre en los años cuarenta. También tiene sorpresas totalmente inesperadas
a causa de que no se te pasa por la cabeza, pensando que no es posible. Alunas
intenciones de Max Vatan (Brad Pitt) son demasiado evidentes y previsibles,
porque es lo que haría cualquier hombre en su misma situación, como por ejemplo:
estar a solas con una mujer hermosa.
Robert Zemeckis te demuestra que la mayoría de los espías
son exigentes, aplicados, profesionales y más o menos fríos entre ellos. También
que han de ser buenos actores y saber improvisar; porque han de saber fingir ser
otra persona constantemente. Han de pensar rápido y tenerlo todo controlado. Hay
gente demasiado cotilla. Los espías están tan acostumbrados a la muerte que no
muestran ningún remordimiento a la hora de matar, ni se sienten culpables de
que a lo mejor tengan familia e hijos, sus víctimas; debido a su trabajo. Han
de saber separar los sentimientos de lo profesional, de lo contrario podrían llegar
a vivir una experiencia triste y desagradable; se han de convertir de témpanos
de hielo y máquinas. Saben cómo hacer que una muerte no parezca un asesinato. El
roce hace el cariño. Hay situaciones que son completamente inevitables. Hay
personas que no son quienes dicen ser. A veces hemos de hacer cosas que no nos
gustan en absoluto y tomar decisiones duras, pero hay que hacer para descubrir
la verdad. El amor puede llevar a algunas personas a cometer locuras. Zemeckis
te remarca mucho la importancia de algo usando el plano detalle, de la misma
forma también consigue mostrarte como se sienten algunos personajes en ciertas circunstancias.
Usa mucho y de forma seguida los saltos temporales, algunos marcados y otros
no.
El film tiene una dirección de fotografía que está
muy trabajada porque resalta la belleza del paisaje natural. Algunos cambios de
escena son algo bruscos, a causa de la diferencia de sonido: en algunas hay
mucho ruido de fondo y en la escena continua bastante silencio. En cambio hay
otras secuencias que el cambio de escena está perfectamente entrelazado, lo que
hace que no sea perceptible para el ojo humano, convirtiéndolo en un cambio
absolutamente invisible, y el espectador no se dé cuenta de que se ha cambiado
de escena. Hay que fijarse bien en cada detalle para comprender correctamente
lo que está sucediendo. Es un film de espías de los años cuarenta durante la época
de Hitler y los bombardeos.
Nacho Miret Vives
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