LOCURA Y PASIÓN
La introducción sirve para reflejar la disciplina y
dureza del mundo del ballet, aunque no lo parezca puede ser muy duro debido al
nivel de entrega. También para enseñar que puede ser un mundo muy frio y
perverso de lo competitivo que es. Da la sensación de que hay público pero no
es así, simplemente es un sueño que es una manifestación de emociones. En
algunas ocasiones se puede ver que se cruza con ella misma, pero solamente es
su otro yo; la manera de proyectar el yin y el yan, la dualidad, que es de lo
que trata el cisne negro y blanco. Es sensual y seductoramente un film sin
censura.
Darren Aronofsky junto con unos planos detalle de
muy poca duración consigue mostrarte la práctica que puede tener y lo mucho que se conoce una bailarina de
ballet. Tiene una elección de planos un tanto peculiar, porque de vez en cuando
usa unos movimientos de cámara y planos poco habituales, que no te esperas ver;
lo cual resulta de forma muy eficaz: brillante, porque así consigue
diferenciarse de los demás directores al mismo tiempo que lo hace su película. Te
demuestra de una manera muy clara que las bailarinas de ballet se exigen tanto
que rozan un nivel de perfección totalmente inalcanzable. También la dualidad
del personaje usando distintos colores de vestuario: Blanco (Angel) y Negro (Demonio).
Estos dos tipos de colores precisamente hablan de los dos cisnes, y representan
el Yin y el Yan que todos tenemos en nuestro interior: el ser humano y su alma es
más complejo de lo que nos pensamos. El Angel y el Demonio que cada uno lleva
dentro es como un trastorno de doble personalidad: cuando en un momento
determinado a la persona le posee su demonio interno se convierte en una
persona totalmente distinta a la que es en realidad, haciendo que parezca una
persona radicalmente diferente. Si te domina tu Angel hay que tener encerrado y
bien controlado tu Demonio, porque en algunos casos podría provocar el fin del
mundo si se liberara, debido a que el Demonio es absolutamente lo opuesto a lo
que es la persona. Hay un pequeño detalle de montaje y elección de plano
decidido por Aronofsky que le hace más brillante y resulta atrayente para gente
que sabe apreciar estos pequeños detalles, pero pasa desapercibido si uno no se
fija en el sitio correcto para verlo, y te hace ver lo buen director que es: en
una breve secuencia, enfoca a Thomas Leroy (Vincent Cassel) y detrás de él hay
un espejo. Lo habitual es evitar los espejos para que no se vea la cámara, pero
en esta ocasión no hay ni rastro del cámara, lo que la convierte en una cámara
invisible y eso ayuda a meterte más en la historia.
Gracias a la interpretación de Natalie Portman,
consigues ver toda la maldad que tiene
dentro Nina Sayers y que la reprime (el Angel y el Demonio), con tan solo una
simple y pequeña mirada. Lo que refleja la cantidad de horas de trabajo y
experiencia que tiene la actriz. La presión que sufre Nina Sayers (Natalie
Portman) hace que su mente le juegue malas pasadas y con ayuda del guion
consigue hacerlo de una manera muy visual en forma de alucinaciones.
El guion es una completa ida de olla que te muestra
muy eficazmente cómo la presión puede volver loca a una persona inocente que su
sueño es triunfar de una forma limpia y perfecta. Es una mezcla de Birdman y Fight Club, porque hay pista que te insinúan que
Lily (Mila Kunis) y Nina Sayers son la misma persona como en Fight Club, pero luego que no es así,
simplemente es una proyección que hace la mente de Nina Sayers para manifestar a
su Demonio. La película es una versión del Lago de los cisnes modernizada
ambientada en otro mundillo y con otro tipo de problemas aunque parecidos. Es
demasiado evidente que el demonio, o en este caso, el cisne negro de Nina
Sayers está desando salir para poder ser libre.
Nacho Miret Vives
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