HACERSE EL TONTO ES UNA BUENA ESTRATEGIA



El film empieza por el “final” y con la voz en off de Crunch Calhoun (Kurt Russell) lo que provoca que te hagas una idea preconcebida de lo que ha sucedido y veas por donde van a ir las cosas con ayuda de los flashbacks y flashforwards. La película está llena de saltos cronológicos, a veces cuesta saber dónde estás aunque la continuidad espacio-temporal este muy marcada. Porque hace un salto temporal pequeño hacia el pasado, vuelve al supuesto presente y luego hace un salto temporal hacia el futuro aún más grande; usa mucho los flashbacks y los flashforwards para contarte la historia, depende mucho de ellos. Debido a los saltos temporales, aunque Jonathan Sobol te lo diga con letras grandes, no compruebas que el futuro en el que Crunch es un piloto de acrobacias de motos, es la actualidad hasta que uno de los personajes menciona la prisión. Esto es provocado por la confusión de los saltos temporales con los que te cuenta la vida de los personajes al principio del film.

El tipo de montaje usado en algunas ocasiones hace que la película resalte más porque no es muy habitual ver estos efectos en este tipo de films; Sobol rompe con la tradición. Con los letreros que indican la ubicación en la que se encuentra el espectador tan grandes que ocupan la pantalla completa, seguido de letreros pequeños algunas veces, Jonathan Sobol  hace que la continuidad espacio-temporal este muy marcada y visible. Lo mismo que le sucedió a Alex Garland en Ex Machina.  Al elegir un tamaña de letra tan grande para un tipo de letrero muy concreto a sembrado una duda (Porque no ha elegido un tipo de letra más pequeño?) con este tamaño de letra lo único que consige es romper la estética de la imagen de la película, a no ser que ese fuera su propósito.

El guion con pequeños toques cómicos también hace que sea un film diferente a las otras películas de ladrones. Aunque intenta romper la tradición con los demás films de ladrones usando la comedia, en otros rasgos es fiel hasta el más mínimo detalle. Hace una transición de la ruptura muy fluida y delicada para que los fans del género no se sientan decepcionados y se quejen. Se nota demasiado que Nicky (Matt Dillon)  trama algo y pretender robar al equipo, y que Lola (Katheryn Winnick) parece estar implicada, y la historia que cuenta Guy (Chris Diamantopoulos) sobre el famoso robo de la Mona Lisa (La Gioconda) lo refuerza junto con las miradas de Nicky. El guion se divide en dos historias paralelas ligadas entre sí, pero la auténtica historia es la sorprendente e impactante que hace que el guion brille. El giro totalmente inesperado del guion es brillante, porque no te esperas en absoluto que la verdadera victima fuera él. Es como que te dicen sus intenciones pero no sabes cuándo, ni quien está implicado. Sabes los problemas que tiene el equipo, pero no te esperas lo que sucede, haciendo que la sorpresa sea mayor. Es como un truco de magia: hace que no prestes demasiada atención a los detalles importantes o te olvides de los algunos diálogos que son la clave de todo, para que no veas las auténticas intenciones; ves los detalles pero no les das importancia, y ese es el objetivo principal de Sobol. 

                                       
                                                            Nacho Miret Vives

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