ESCALADA MORTAL

Everest es un film con un guion en crechendo, intenso a su manera, cien por cien autentico, con muchas sorpresas y biográfico. Des del primer segundo la introducción te deja bien claro, que la historia que te están a punto de contar está basada en hechos reales. Acto seguido te presenta a un grupo de gente con una afición y pasión que solamente comprendes, porque sabes que son cosas que les gusta mucho hacer a los deportistas. Estas personas que aparecen en la presentación tienen un objetivo demasiado difícil. Justo después de conocer a algunos de los personajes y la situación principal, el guion te explica, que lo que acabas de ver al principio es una especie y evidente flashforward. Recurre al humor del vacile (que como bien indica su propio nombre, únicamente se trata de vacilar a las personas) en ciertos momentos, para generar chistes graciosos y hacer reír; pero en este caso el gag, no aparece hasta que se oye las respuesta de uno de los personajes a otro de ellos, al cual logra dejar en evidencia por lo que le ha dicho. La situación se va complicando poco a poco, cada vez más, dándole vida al famosa montaña: Everest, y convirtiéndolo en otro personaje de la historia de una forma muy sutil. A medida que va avanzando más el guion, las circunstancias se van volviendo también más peligrosas y mortales. La tensión cada vez está más a flor de piel. Lo verdaderamente impactante y fuerte a nivel emocional de este guion, es que, el relato que te están contando sucedió de verdad por muy triste que parezca. El guion te cuenta los terribles y temibles peligros a los que se enfrentan los escaladores. Es la película perfecta a nivel dramático (por una parte) para los escaladores. Sufres tanto por Rob (Jason Clarke) cuando se queda atrapado, que empatizas con él y te emocionas o no (para no sentir algo en esos momentos, hay que no tener corazón). De repente en el guion aparece un giro totalmente inesperado, sorprendente, que te deja de piedra y te da un poco más de esperanzas. Tiene un final trágicamente dramático, conmovedor y con imágenes reales de las víctimas y los supervivientes contándote como siguió sus vidas después de toda esa brutal aventura.

Hay un detalle en el cual hay que fijarse bien y prestar la suficiente atención, porque aunque es completamente claro y visible, si no te fijas bien prestando atención, lo puedes pasar absolutamente por alto y no verlo: Los escaladores de la historia que te están explicando, no solo necesitan estar en una buena salud, tener preparación y la constitución física y mental adecuada, sino que también necesitan hacer unos ciertos y muy específicos rituales espirituales (en este caso budistas), para estar en paz, alejar la energía negativa y encontrar el equilibrio; para poder conseguir su estimado pero complicado objetivo, que prácticamente nadie puede alcanzar, por lo mortal y peligroso que puede llegar a ser.

El film transmite el mensaje de que si fuerzas la maquinaria, puedes acabar destrozándola por completo. Hay experiencias que cambian la vida radicalmente de arriba abajo. Algunos viajes no deberían hacerse nunca. En el mundo existen personas con un corazón tan grande, que son capaces de arriesgar su vida para salvar otra. Hay gente que quieren conseguir sus objetivos cueste lo que cueste, por muy arriesgado que sea. Algunas personas ocultan información importante a los demás para no preocuparles, y así poder cumplir y llegar a su meta establecida. Todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras aficiones y algo que nos apasiona. En la vida como es normal, hay cosas que asustan, y no hay que tener miedo de reconocerlo y decirlo. Se tiene que trabajar en equipo, uniendo fuerzas, para lograr el objetivo principal.

Baltasar Kormákur utiliza el plano subjetivo de manera peculiar y diferente, para intentar meter en situación al espectador. También lo usa para impresionarte dando mal rollo por la ubicación de uno de los personajes, meterte el miedo y los nervios en el cuerpo, y al mismo tiempo, consigue meterte en la cabeza del personaje. Recurre con demasiada facilidad y frecuencia  al plano subjetivo. Con el plano general logra mostrarte la belleza local que reside en la Madre Naturaleza y a la vez enseñarte la fuerza que tiene.

                                                                    Nacho Miret