SECRETOS Y MÁS SECRETOS


J.Edgar es un film con un guion puramente gubernamental, chapado a la antigua, que esencialmente te enseña las entrañas de la política y su funcionamiento. La introducción te presenta con ayuda de su voz en off, contándote una situación política a nivel personal, John Edgar Hoover (Leonardo DiCaprio); haciendo que logres ver su mentalidad, actitud, comportamiento habitual y personalidad. El guion recurre mucho a la voz en off del protagonista de esta historia que te están contando, para intentar conseguir meterte dentro de su cabeza. Sin previo aviso, hace continuos e interminables saltos temporales durante toda la película. La única manera que hay de saber que se trata de un flashback, es viendo la edad del personaje que interpreta Leonardo DiCaprio. El orden cronológico de la historia está mezclado, es decir, que la línea de tiempo no es lineal. Va alternando tan fácilmente entre pasado y actualidad en esa época, que llega a provocar confusión y desorientación en pequeñas cantidades. De forma muy visible, indiscutible y clara que John Edgar Hoover tiene miedo a los gérmenes, y poco a poco te va mostrando que es una persona desconfiada y organizada, que tiene las ideas muy claras. Cuando se está acabando el relato, el guion te revela una valiosa e impactante información que te pilla enteramente por sorpresa y que te hace plantearte varias hipótesis. El guion te presenta a John Edgar Hoover como el Director del FBI que cambio y modernizo la ciencia de la criminología, para que fuera muchísimo más fácil detener a los delincuentes. Más adelante descubres sorprendentemente que John Edgar Hoover es tartamudo y vive con una madre homófoba; al igual que la sociedad de esa época. De repente te explica un trágico suceso que te pilla totalmente desprevenido. Tiene un final dramático y precavido.

La interpretación de Leonardo DiCaprio es tremendamente camaleónica y creíble. No consigue que sientas lo mismo que su personaje ni con un simple gesto (algo que si puede lograr sin esfuerzo, ni dificultad alguna ni pestañear: Denzel Washington y Benedict Cumberbatch). Pero absorbe tanto la esencia del personaje que está interpretando en esta ocasión, que consigue que Leonardo DiCaprio desaparezca y solamente exista John Edgar Hoover. Este tipo de interpretaciones son muy peligrosas, porque si después el actor no sabe deshacerse del personaje por completo y volver a ser él mismo, puedes desembocar en serios problemas mentales y trastornos de la personalidad; pero eso se le recomienda a los actores ir mucho al psicólogo, para evitar esta terribles daños mentales.

El film transmite el mensaje de que como es habitual y normal, en todas partes hay abismalmente diferentes formas de pensar: algunas son muy visibles y otras no tanto, aparte de ser muy radicales. Si piensas de la misma forma que un jefe posiblemente le caerás bien rápidamente, y tendrás más posibilidades de ascender. La información es poder. El hecho de tener labia, te puede salvar y/o ayudar en numerosas ocasiones. De qué sirve tener expertos si luego no se les escucha. La educación que recibes te hace ser involuntariamente de una manera u otra.

Clint Eastwood utiliza una especie de tono sepia camuflado y la iluminación focalizada en un determinado lugar, creando muchas sombras, para darle una apariencia de la antigüedad típica de esa época, y aportarle también un cierto atractivo a la parte técnica de la película. Enlazando movimientos de ciertos personajes entre dos momentos temporales distintos, logra unas transiciones de cambio de secuencia absolutamente, invisibles y perfectas. Con el primer plano le da al espectador sobre un detalle demasiado obvio.




                                                                     Nacho Miret



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