EL PODER DEL HACKER

El film tiene un principio muy descriptivo y detallado, te lo cuenta todo de tal manera que parece un documental de informática pero sin narrador y al mismo tiempo no se te escape ningún detalle por insignificante o minúsculo que sea, llevándote a ver las imágenes a un nivel subatómico para que entiendas de lo que va la esencia de la historia. El recorrido que hace al inicio es tan laberintico y microscópico en la gran mayoría de veces que provoca desorientación  haciendo que te olvides de cuál era el punto de origen, causando que sea un comienzo algo confuso; pero después de los seis primeros minutos de confusión se empieza a aclarar la cosa y a entender la situación.

Chris Hemsworth es otro de los muchos actores encasillados en un papel tras haber protagonizado varias secuelas de un mismo personaje. Cuando le ves no se puede evitar pensar: “Pero si es Thor”. Este es el mayor problema de escoger a un actor encasillado en un papel: que el espectador se va a centrar más el personaje que lo ha hecho destacar que en el personaje que está interpretando en ese preciso instante. Nick Hathaway (Chris Hemsworth) al principio puede parecer el típico delincuente  hacker que se aprovecha de sus habilidades para hacer de las suyas y conseguir dinero rápido y fácil. Pero a medida que transcurre la película descubres que simplemente es un buen tío que está harto de que el gobierno (los bancos) se aproveche de los débiles y decide ponerle fin; es una especie de Robin Hood moderno. Gracias a la interpretación de Hemsworth se puede apreciar que es un enfrentamiento intelectual entre el mejor hacker  y un hacker  que saber que su primer ataque terrorista, es el que les dará la pista para llevarle hasta él, accediendo al ordenador del sitio afectado para obtener el código y la IP que les indicara el camino correcto. Así que involuntariamente cubre su rastro contaminando biológicamente la zona principal del ataque.

El guion hace que los supuestos ataques terroristas del misterioso hacker se vuelvan previsibles en cuanto se ve que la cámara entre en el ordenador hasta un nivel microscópico y después se puede ver una mano dándole a la tecla Enter. Cada vez te va dejando ver más partes del hacker terrorista  para que luego cuando le veas sin haberle visto la cara pero si otros detalles que le caracterizan le reconozcas. Tiene un final tan brillante al estilo Jason Bourne que te hace ver el film con otros ojos. Es una película que no solamente te habla de hackers con programas y trucos reales que usan los hacker en la vida real sino que también de los atentados terroristas como el 11-S y del daño que pueden llegar a causar si no se mata al causante de todo ese dolor y daño. Es un guion lleno de tragedias y desastres pero que en algunas ocasiones sabe contrarrestar tanta tragedia con un poco de acción hacker para que así el espectador se divierta un poco y descanse un poco de tanto drama.

Michael Mann te deja muy claro que no pretendas negociar con un tío más listo y astuto que tú, porque te va a arrinconar y ganar de todas la formas posibles. Por mucho que insistas en tenerlo pillado no lo vas a conseguir si a él no le importa el sitio en el que está, porque entonces él (Nick Hathaway) tendrá todas las buenas cartas. Usando el factor sorpresa Mann hace que una escena que ya es impactante de por si aún lo sea más; aunque te de una pequeña pista de lo que puede pasar, no esperas en absoluto lo que sucede. Hay algunas secuencias en la que la calidad de la imagen baja muy levemente, lo que provoca que parezca grabada por una videocámara casera entre otras razones las grabaciones caseras tienen una especie de velo blanquecino muy poco perceptible que las películas, las cuales el velo es más oscuro debido a la alta calidad (HD). Michael Mann también demuestra de una forma muy eficaz y clara de lo que es capaz un hacker; que ha algunos habría que tenerlos bien vigilados. Porque incluso con un simple teléfono móvil son capaces de robar mucho dinero y de hacer otras muchas cosas; pues con un ordenador su poder ya sería incontrolable.

                                                            Nacho Miret Vives