FIEL HASTA EL FINAL
Hancock
es una de las pocas películas que no hace
falta modificar la historia ni los personajes originales del cómic, porque todo
lo que rodea a Hancock ya atrae lo suficiente; si se añadieran más cosas o se
modificaran perdería la gracia y se rompería la historia y la esencia del personaje
por completo.
Hancock es un antihéroe de los pies a la cabeza,
porque rompe con todas las reglas y estereotipos establecidos en el multiverso
del cómic. El propio Hancock es una especie de parodia de los superhéroes.
Peter Berg te demuestra el refrán “Aunque la mona se
vista de seda, mona se queda”, puedes cambiar la imagen de una persona pero por
dentro seguirá siendo el mismo; te lo muestra de una manera muy sencilla, con
una imagen, lo que demuestra que una imagen vale más que mil palabras; como en
la escena del atraco que ves la mirada de Hancock al llamarle capullo el
atracador y adivinas que es lo que va hacer. Peter Berg parece ser refranero,
porque te lo cuenta casi todo con refranes.
Con Hancock
Peter Berg te demuestra que no tienen por qué ser iguales todos los
superhéroes, que la diferencia marca tendencia; se consigue hacer resaltar a la
persona u objeto.
Este film te muestra que hay muchos tipos de
superhéroes y versiones completamente distintos y es la definición básica de
Multiverso del cómic (otra manera de decir el mundo del comic); a veces los
superhéroes y antihéroes pueden llegar a ser tan poderosos que pueden ser considerados Dioses, al igual
que Superman o Hancock.
La gracia de Hancock es la misma que Deadpool: ser
un antihéroe totalmente políticamente incorrecto y hace conseguir marcar la
diferencia; Hancock y Deadpool son más parecidos de lo que cuesta admitir. La
única diferencia es que uno de los dos esta llevado al extremo para parodiarlo
a él y a la figura del superhéroe, se ve claramente cuál de los dos es, ya que con Hancock consige ridiculizar la figura del superhéroe a un nivel escatologico y grosero.
Nacho Miret Vives
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